Cuando aprendí a ser alquimista (Parte 2)

En esta segunda entrega quiero contarles cómo es que, desde mi infancia, es que he vivido ciertas adversidades que me han servido para aprender de ellas, afrontar otras tantas y tener un proceso creativo/curativo en donde he manejado positivamente el lado negativo. Esa es mi alquimia.

Me refiero a los traumas, a los traumas emocionales, que son muchas veces inevitables, pero que se interiorizan en el cuerpo e inciden profundamente en la salud, y a lo largo de la vida, si es que no sabemos atenderlos. Encararlos no sólo me ha evitado repetir patrones, sino que con ello he propiciado cambios significativos.

Cuando era niña tuve que crecer de manera veloz, porque tuve que ser responsable de la salud de mis padres. De modo que, de pronto, una buena parte de la vida en casa ya dependía de mí. Los niños no estamos preparados para tener responsabilidades tan pronto. Todo tiene sus ciclos, pero desgraciada —y también, debo decir, afortunadamente—, la vida nos pone experiencias que nos dejan a prueba para afrontar las adversidades o pera evitarlas.

Transformar las adversidades de mi vida es a lo que me refiero cuando hago la metáfora de la alquimia. En no sólo hacer, sino también transformar aquello negativo o perjudicial en la posibilidad de bienestar, a través de su superación y su compresión.

Desde joven he aprendido a utilizar estas herramientas, ya que considero que, así como la energía transforma la materia, y se hace de las plantas un telar o de un árbol una mesa, los instrumentos emocionales, espirituales y mentales pueden transformar vivencias en aprendizajes y brindar fuerza para volverla una potencia curativa.

Es así como mis experiencias y mi acercamiento a ellas me hicieron ser aprendiz de alquimista.

¿Por qué decidí hacer algo en un ambiente adverso en lugar de sucumbir en el? Las vivencias adversas no necesariamente traen malas consecuencias, también pueden brindar un crecimiento hacia un camino con mucho significado. Te contaré más, y te contaré cómo lo he logrado en la próxima entrega.



Con lo que te nutres Sí importa
— Monica Strauss

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